Onicofagia es el término médico referido al hábito de morderse las uñas. Éste suele empezar durante la infancia y puede darse por múltiples motivos, aunque los más comunes son el estrés y la ansiedad. Se estima que entre un 10 y un 20% de la población tiene este mal hábito, siendo más común en hombres que en mujeres, ya que ellos no se preocupan tanto por la apariencia de las uñas. Numerosos estudios demostraron las consecuencias que acarrea esta acción, dependiendo del grado de mordida. En primer lugar, se ve afectada la estructura de las uñas y su crecimiento. Al morderlas durante un tiempo se van a producir micro roturas, crecerán de forma desigual y a capas. Por otro lado, causa efectos sobre la dentadura. Aumenta el desgaste de los dientes, la sensibilidad y se puede llegar a producir maloclusión dental, además de dolores articulares.
En relación con el interior del organismo, la probabilidad de sufrir infecciones aumenta considerablemente, ya que las manos son una gran fuente microorganismos. También provoca problemas gástricos. Al comer y tragar las uñas se pueden producir úlceras, bultos e incluso tumores.
Es, por lo tanto, muy importante intentar sacar este hábito a edades tempranas. Entre los consejos más escuchados se encuentra el del uso de esmaltes con sabores amargos, mantenerlas cortas y limadas para evitar tentaciones y mascar chicle también puede ser de ayuda. Las manos son tu tarjeta de presentación, cuida tus uñas. Es algo más que estética.
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