En la última década las operaciones de cirugía estética han empezado a cobrar más importancia en nuestra sociedad. El aumento de la esperanza de vida y la competitividad de nuestra sociedad caracterizada por el protagonismo de los valores estéticos y por el afán de mejorar nuestra imagen personal ha desembocado en que muchos hombres y mujeres se planteen operaciones de este tipo.
La cirugía estética no siempre es una elección personal sino que muchas veces es la solución a problemas de autoestima y devolver la salud físico.
Estas intervenciones si no se hacen analizando una serie de aspectos pueden ser perjudiciales para nuestra salud. Es necesario valorar el estado general de salud del paciente. La mayoría de estas operaciones se realizan a pacientes sanos y, en principio, no sufren alguna enfermedad de gravedad. Por otro lado, otro factor a tener en cuenta es el lugar donde se va a realizar la intervención ya que muchas complicaciones pueden originarse aquí: esterilidad, material, interconsultas, etc. Por último es necesario escoger a un buen profesional que esté perfectamente cualificado para realizar la cirugía.
Estos dos últimos factores están dando muchos problemas en la actualidad ya que se crean numerosos lugares que no están habilitados para este tipo de intervenciones en los que se pagan cantidades menores pero existen numerosos riesgos para la salud.
Muchas veces cuando las personas tienen perfiles psicológicos patológicos no es recomendable que se pongan en manos de la cirugía y deben de ser tratados primeramente por profesionales de la psicología y psiquiatría. Además muchas veces reside la idea de que una cirugía da un vuelco en la vida económica, profesional y social, muchas veces no es así y el resultado final no es el esperado.
Los beneficios de la cirugía pueden ser apreciables en aquellos enfermos en los que un cambio físico es fundamental para subir su autoestima y estar psicológicamente sanos (enfermas por cáncer de mama, por ejemplo). Otros caso, la transexualidad, en la que un cambio físico es fundamental. En todos los casos hay que considerar los aspectos anteriormente comentados: la salud del paciente, el lugar y los profesionales.
Por lo tanto ante la cirugía estética hay que actuar con ética y conciencia tanto por parte de los consumidores como de aquellos que la realizan.
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