La carne roja es aquella proveniente de mamíferos como el cerdo, el cordero o la vaca.
Numerosos investigadores realizaron estudios que destapan la realidad sobre este alimento y es que aumenta el riesgo de mortalidad y de padecer enfermedades tan importantes como las cardiovasculares o cáncer de colon, de esófago o de estómago. Faltan todavía estudios capaces de corroborar estas teorías pero se cree que la producción de sustancias tóxicas durante el preparado y digestión de la carne provoca daños irreversibles en el ADN de las células intestinales, aumentando así el riesgo de cáncer.
Se comprobó también que un abuso de esta carne tiene influencia sobre la visión, provocando una degeneración macular. Tiene repercusión en la calidad del semen y puede llegar a provocar Diabetes Mellitus tipo 2.
En un estudio realizado en el que se siguieron a 37000 hombres y 83000 mujeres, en un período de tiempo determinado, se registraron 23926 muertes. Esto se podría haber evitado con un cambio de dieta, sustituyendo la carne roja por pescados, legumbres o lácteos bajos en grasa.
Sin embargo, que no cunda el pánico. Esto fue detectado en personas que abusaban de este alimento, de forma que realizaban unas 10 tomas por semana. No es bueno ingerir ningún tipo de nutriente en tales cantidades.
Es por ello que las famosas dietas hiperproteicas no son para nada saludables, a pesar de que estén de moda. Un aumento desmesurado de proteínas provoca estreñimiento, un mayor funcionamiento renal por lo que se está más expuesto a problemas renales y un aumento de ácido úrico en el organismo, con los consecuentes ataques de gota, debidos al catabolismo proteico.
En cambio, un consumo moderado de carne roja es recomendable en casos de anemias (concentración baja de hemoglobina en sangre) y aporta un buen estado de salud y desarrollo de los tejidos.
En conclusión, la alimentación es una parte fundamental de nuestro día a día que no debemos descuidar ya que, como en todo, el abuso es perjudicial.
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