Existen numerosos estudios sobre el efecto de la música alta en nuestros oídos. Algunos de ellos afirman que escuchar música tiene efectos positivos para el cerebro. Un estudio de la Universidad de Manchester realizado por Neil Todd y colaboradores demuestra que cuando escuchamos música a más de 90 decibelios una zona del oído interno,el sacculus, estimula al cerebro para que libere endorfinas que nos hacen sentir placer. Esta es una capacidad desarrollada en los peces hace millones de años y que se ha mantenido en la cadena evolutiva hasta llegar de forma vestigial a los humanos.
Por otro lado, otros investigadores han demostrado que escuchar música con cascos a un volumen elevado puede llegar a causar daño en el oído e incluso puede provocar la pérdida auditiva permanente.
Es algo muy común ver a la gente por la calle escuchando música y oír aquello que están escuchando. Es común sobretodo entre jóvenes. Estas personas no son realmente conscientes del daño que se está produciendo en sus oídos. Este daño puede ser diferente dependiendo de cada persona, algunas pierden la capacidad auditiva en un plazo corto de tiempo y en otras, en cambio las consecuencias aparecen años después.
Las células del oído, una vez dañadas no pueden ser regeneradas por lo que la capacidad auditiva no es recuperable. La única forma de recuperar esta capacidad sería colocando unos substitutos en la parte externa de la oreja. Además de la pérdida de audición este mal hábito puede producir tinnitus. El tinnitus es un fenómeno perceptivo que consiste en notar golpes o sonidos en el oído que no proceden de ninguna fuente externa. Esta anomalía debe de ser inmediatamente tratada por un otorrino para evitar que aumente este síntoma.
Podemos prevenir estos problemas muy fácilmente siguiendo una serie de pasos como acostumbrar al oído a un volumen adecuado sin necesidad de aumentar este. No aumentar los veinte-treinta decibelios. Se debe acudir al otorrino si se detecta alguna situación anómala en nuestra capacidad para escuchar.
La mayoría de los músicos tienen graves problemas auditivos dado a la sobreexposición de sus oídos. Por lo anterior se han diseñado tapones especiales así como otras protecciones para evitar trastornos como la hiperacusia (intolerancia a sonidos habituales), los acúfenos (pitidos en los oídos), o la diploacusia (distorsión de la frecuencia y altura del sonido).
Estos problemas no se dan solo a nivel individual sino que ocurre cuando acudimos muy frecuentemente a discotecas donde el volumen no es el adecuado, conciertos musicales...
Es importante tener en cuenta todo lo anterior ya que ya son 10 millones de adolescentes europeos los que se ven afectados por problemas auditivos.
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